jueves, 7 de junio de 2007

ayer?

No sé si he renunciado a mis principios, ni siquiera sé qué clase de persona soy. No había tenido ocasión de comprobarlo, circunscrito a mis historias interiores. Me telefoneó Ramón, tal vez hagamos el examen de Derecho procesal a medias. También telefoneó Mónica y no me habló muy bien de Pili. Todo esto no me importaba nada. Me apetece comprarme un disco.Hay cosas y gente que pasa por mi vida como un spot por televisión. Por alguna razón ya no pienso como antes en escribir un libro.Día lluvioso y aparentemente vacuo. No hay ni un duro en casa. Vaya. Recibo carta de Telma, me produce rechazo, se cree con algún derecho sobre mí o algo así. Luce el sol y pasó el examen, creo que puedo aprobar. Me llamó Pili y también Elena, por alguna razón no quedé con ninguna de las dos. Me enrollé durante un rato con una tal Isabel, bastante aceptable, supongo que por rutina. Suena el teléfono. Era Elena y quedé con ella dentro de un rato, supongo también que llamado por la libido. Yago ayer batió récords y se enrolló con una negra, luego con dos a la vez y antes con otra. Yo me quedé haciendo de amigo de Antonio y pasé de enrollarme con más de una. Me pareció un logro. Entre tanto, todo sigue su inercia.A menudo no me necesito más que a mí mismo para perderme. Me pierdo entre mentiras, suposiciones y olvidadas consideraciones... Me pierdo estudiando algo que posiblemente no me interesa nada, me pierdo esperando noticias de cambios imposibles. Asistí ala cita llamado por la libido y luego me sorprendió con apuntes de introspección, con su fascinación con “El Lobo Estepario” y delicadeza a la hora de besar. Me cansé no obstante del besuqueo, le falta ser bonita. Tiene 20 años y trabaja, no me cae mal, me llevaría bien con ella si nada envenena la relación. Quiero involucrarme en mí mismo, a veces me siento al borde de conseguirlo, últimamente no, me dejo arrastrar por un vacío ocupado por ficciones.Mis padres cobraron su sueldo, de ahí se derivan unos pocos días de desahogo.En realidad ya es miércoles, pasan unos segundos de la medianoche. Seguramente no es importante pero localiza una atmósfera determinada. Hay matices en ideas así, pero ahora no voy a desenmarañarlos. En unos instantes apagaré la luz. Hoy digo adiós a personas del pasado. Es un capricho.Carta de Anne, me pide honestidad, me dice que no diga lo que no siento y que no haga lo que no quiera, que vendrá en septiembre, que se pasa el 80% del tiempo escuchando mis cintas, que ella a penas compra música, tan sólo libros... Me extraña comprobar que me dejó indiferente cuando me dijo que el pasado día 26 no se suicidó por falta de medios para ello. Telefoneó Elena, desconfía y dice que me llamará el viernes. Mi mente es libre de algún modo.Hice el examen, no sé si aprobaré. El viernes salí con Elena y el sábado no ligué con ninguna nueva. Bebí demasiado y volví a naufragar en mí. Creo que me masturbaré dentro de un rato. No sé si llamará hoy Elena para salir. Sé que puedo ser muy cínico y eso me hace gracia en cierto modo.Hoy tampoco escribiré una página arrebatadora. Anoche estuve cinco horas empalmado, al final con alguna dificultad, obscenidades naturales y una ternura perfumada se mezclaban entre ella y yo. Desconfía de mí, es lógico. Hoy mi progenitor me invitó a tomar algo, bebió y se le subió, casi me dio pena. No sé qué puede esperar de la vida. Los estudios van a su ritmo, aún quedan cuatro exámenes por delante. el Barcelona también ganó la liga. No sé por qué mis preferencias van con este equipo. Algo apesta tal vez. Es bonito ver el mar.Me llamó Ramón, me dijo que Paola miró las listas y vio que yo había aprobado procesal. Me pregunto cómo es que ella conoce mi apellido... Un atentado terrorista a pocos metros de aquí. Me pregunto también qué habrá detrás del terrorismo. Supongo que necedad. Tampoco hoy escribiré una página arrebatadora. Sólo quiero terminar los exámenes de manera satisfactoria. Iré a la cocina y me tomaré un trago de “Coca-Cola”. Examen de mercantil, me huele a suspenso. Seguramente esta noche salga de marcha. Salí y Yago se enrolló con Guadalupe, una negra de 31 años y con hijos, yo opté por irme al “Ya´sta”, allí una famosilla me invitó a una cerveza y luego me fui al metro, esperando a que abriesen las puertas intercambié palabras con una puta y un moro. Hoy me llamará Elena. Ayer le di plantón a Yago y J.R., un plantón relativo ya que llegaron una hora más tarde. Llovía demasiado. Elena tiene manchas en la piel y me cansan sus besos. Sé que esto debe acabar ya. Le toqué el chocho y las tetas, ella a mí la polla. Ya vale. Se acabó. Espero seguir como amigos. La belleza me seduce demasiado, de ahí que me plantee enrollarme con Tara, una niñata bastante bonita. No sé si estoy enfermo, es joven, quince o dieciséis años, pero es de las mas bonitas que he catado. Sé que no podría ir más allá de manosearle el culo, sé que es lo que quiere, sé que le da morbo el hecho de que yo sea mayor que ella, diez años mayor tal vez. Probaré con una Lolita. Aún tengo principios, aunque algo extraños, de ahí que no me sobrepase. No podría plantearme nada con ella, no voy a repetir errores, sin embargo ejercitaré mi parte villana, con moderación, eso sí. En realidad lo que busco no es sino una compañera que me quiera dentro de nuestro ámbito de extraña libertad: la que circula por el alma, dormida y despierta.El viento sopla y trae olores y circunstancias engendradas en la dinámica del destino. He hecho demasiadas estupideces, me he enrollado con chicas que ni recuerdo por el mero hecho de hacerlo, no sé qué saco de eso, ni si me enriquece o no. No sé si podría ser fiel o no. No sé si una relación me enriquecería o me asesinaría, no se si me ataría o me liberaría.Mañana examen. Hoy sonó el teléfono, Ramón, Yago y Elena. Si sale dinero por algún lado el viernes que daría con Elena y el sábado con Tara. El mundo prosigue en su dinámica.Hice el examen, estuve gracioso y con chispa, seguramente apruebe, incluso es posible que saque nota. Tara está interesada por mí. Y yo creo que sólo la veo como una muñequita, una muñequita de caja de música, una muñequita algo perversa. Mi vida se descoyunta, ya no tengo metas ni propósitos, vegeto en mi naufragio.Llueve, el viernes salí con Elena, ya no puedo quedar más con ella, se acabó lo que podía haber en esa relación, tan sólo es posible una a mistad de trámite, de cañas. El sábado fue el turno de la niñata, me gusta que pierda el culo por mí, no quiero hacerle daño, me haré el tonto a ver si cansa o qué. El domingo fuimos a ver “el amante”, no podía haber comunicación entre los dos. Tenía referencias pésimas de mí gracias a Enrique y su novia, que si soy un cabrón con las tías y cosas por el estilo. Le pregunté entonces que por qué quedaba conmigo y me contestó que esperaba cambiarme. Diálogo de besugos, tal vez sólo quiera que un tipo con experiencia le toque las tetitas. Es bonita, con una cara de foto. Nada más.Tara me invita a verla bailar hoy. Vi bailar a Tara, baile de fin de curso o algo así. Por mucho optimismo que le ponga no le doy a esto más de una semana de duración. Un buen montón de bailarinas adolescentes tenía su morbo, niñas bonitas que empiezan a ser mujeres. Me sentía como un viejo verde. Mi sitio estaba a kilómetros de allí. Ayer estuve con Tara y Silvia un rato, me aburrí como un gilipollas así que no tardé mucho en irme y enrollarme con la primera que se cruzó en el camino. Luego me vine a casa y me puse a escuchar la banda sonora de “Betty Blue”, que me mandó Anne, la que nunca podrá ser, es una relación terapéutica. Por alguna razón durante estos días no quise escribir, tal vez el vacío ,e esté ocupando poco a poco.Supongo que me dejo deslizar por experiencias sin compromisos.Por alguna razón escribo todavía menos de lo que acostumbro, a estas alturas ya no sé por qué escribo, y menos este relato de naderías desprovistas de todo talento.El domingo me encontró Elena, me soltó una charla que llegó a darme asco. Suspendí mercantil, me compré “La Conjura de los Necios” y telefoneó Tamar. Mi vida es aburrida, triste, y lo más triste de todo es que se trata de “mi” vida, que me vincula mientras los días se suceden y el tiempo se incendia. La conciencia de lo evanescente me asalta de vez en cuando. El sábado, tras un conato de pelea en el que se metió J.R. por tontear con la novia de un individuo violento y con amigos de igual talante, nos fuimos a “La Vía Láctea”, allí estaban Elena y Aurora con unos tíos a los que enseguida abandonaron para venir con nosotros. Elena iba con falda, lo que le facilitó mucho la tarea, me abrió la cremallera, sacó mi polla al exterior y se sentó encima apartando la braga, de modo que el miembro la penetró mientras ella gemía: “qué placerrrrr...” Enseguida me la quité de encima, un embarazo, el sida y la forma en que debía perder mi extraña virginidad me empujaron a apartarla. No quise cometer una estupidez más. Al día siguiente quedé con Tara en lo que sabía que sería nuestra despedida, se va a EE.UU.. Y quería que le diese un buen repaso. Era como manosear a una “Barbie”, al menos no me estaba enrollando con una fea o una gorda de las que caían cuando mi borrachera sobrepasaba los límites de lo permisible, sólo se trataba de una niña de quince años, mi historial se cubre de gloria. Después me enrollé con una tal Eva, labios carnosos y no sé qué más, debería recuperarme pintando un cuadro o componiendo una canción, mi vida se descompone sin que nadie se dé cuenta; tal vez ni yo mismo. Podría escribir un libro (¿podría?). No lo creo, enlazar ideas con congruencia es algo que se escapa a mis posibilidades. Si algún día escribo esto modificando el contenido cambiaría las mentiras de mi vida, si algún día alguien inteligente lo leyese se escaparía por aquí mi pasado, providencialmente. Bueno, de algún modo esto tendría que ser mi ópera prima maestra. Ayer vi a Eva, la del domingo, olía a sudor y era un poco más fea de lo que recordaba. No bebí mucho pero se me subió. Hoy cambiaré la decoración de mi habitación. Ayer me enrollé con Cristina, una que conocía de no sé muy bien qué. Tenía novio pero le dio igual. Después me enrollé con su amiga. Una noche curiosa. Dormí poco y aún tengo sueño. Todavía tengo sueños. Ayer quedé con Cristina, que de algún modo hace planes conmigo, parece que nos conozcamos desde hace tiempo... pero no es más que una sensación que se disipa. Todo lo que me pasa ahora es transitorio, estoy en fase de un ... raro aprendizaje. Es agradable deslizarse por arenas suaves que no arañan mi alma. Las personas y las cosas pasarán a su manera y mi alma permanecerá, sembrada por mis ideas, desintoxicadas cada noche con la distancia que me separa de esta materialidad. Una fase está llegando a su fin para comenzar otra. El mundo prosigue en su dinámica y yo no hago nada. Supongo que seguiré bebiendo, dejando pasar este verano, deseando morir de algún modo y renacer de otro. Tal vez. Tal vez. Estoy apático y sin estímulos serios. Debiera seguir estudiando, escribir o pintar. Debiera tener talento y saber explotarlo, sin embargo me dormiría durante un periodo de tiempo aún por concretar mientras mi subconsciente trabaja en la forja de ese tipo que siempre he adivinado dentro de mí. Aún queda mucho por delante.Mi progenitor sigue empecinado en su grotesca locura y entre tanto la dinámica universal no cesa...Hoy se acaba julio y aún prosigue el ataque de locura de mi progenitor. Dentro de 24 horas tal vez esté en alicante pasándomelo bien. Pero aunque haga planes, conciba un solo proyecto, todo se reduce a la inutilidad. Ser fatalista podría ser una solución. Solución fatal. Durante los próximos días no escribiré nada. Me siento extraño, aceptaría retos. Los aceptaría por alguna razón.Una semana en la playa de San Juan, siendo testigo del deterioro y/o desintegración de la vida de mi hermano. Me sumergí en cierta bacanal de alcohol y porros, cinco horas escasas al día de sueño, comida escasa y escarceos con chicas sin demasiado éxito, sólo cuatro o cinco. J.R. y Yago follaron, yo no. Entre tanto cumplí 26 años. Pasan los días, casi vacuos, pero todos dejan su renta. Ayer salí con Tamar, el pelo corto no le queda bien, la vi más gorda y vulgar. No había nada de qué hablar.Ayer salí, me enrollé con una tía que ni tan siquiera recuerdo, bebí como de costumbre y no encontré ningún aliciente en todo ello. Luego casi me enrollo con otras dos que no estaban mal pero supe que mi vida se empobrecía y embrutecía.No escribo cartas, no hago nada salvo dormir, creo que apagaré la luz y me limitaré a pensar dormitando o dormitar pensando. Supongo que mi vida está llena de mentiras por todas partes, así me dejé llevar por impulsos absurdos. Pasan los días, acumulándose y situándome donde estoy. Sí, para qué negarlo, todavía ando desorientado, bastante, diría. Una borrachera, una vomitona y resaca... Reflexiones... dolor de cabeza, tufillo a vómito... Hastío. Cada semana tiene su domingo. Es fácil engañarse a uno mismo, muy fácil sucumbir a las mentiras, hay que tener un talante especial para mirar a la verdad de frente. Soy paradójico, inestable, perezoso, inconsciente de algún modo, cínico, estúpido e inteligente, estoy desolado, esperanzado, machacado, marcado, semi-reciclado un millón de veces y estoy silenciando aspectos. Siento cómo me recorren sensaciones e ideas y cómo no encuentro el modo de plasmarlas, las dudas, los miedos y las decisiones inconcretas me corrompen por dentro, llegando ahora hasta afuera, ellos no lo ven y yo sólo a ratos. Creo que en el fondo mi nobleza radica sólo en no querer ser como el rebaño. ¿Qué he hecho con mi vida? Siento la sombra del destino haciéndome burla por detrás y no entiendo por qué se ceba conmigo. Voy a dormir, tal vez me masturbe antes y las ideas me revoloteen por la mente que dirige mi existencia.Pasan los días y el peso de la realidad se ceba conmigo. Sigo encontrándome perdido, así que tengo que revolver en todo lo repulsivo, mugriento y oscuro que hay en mí para empezar a ser, el discurso de toda mi existencia.Tal vez escribir un diario denote enfermedad, puede que incluso sea una enfermedad en sí, interesante en cualquier caso. A través de estas páginas veo en qué consisten mis motivaciones y realidades; seguramente soy un egocéntrico que se odia lo suficiente como para no caer en el narcisismo; los demás aparecen aquí como unidimensionales, mal esbozados, despersonalizados. Los días se autoesperpentizan y un día como hoy se limita a cuatro trazos: 1- me corté el pelo; 2- tal vez salga hoy por ahí; 3- prosigue la dinámica existencial; 4- esbozo mi desencanto.Esbozo mi desencanto... Elvira estaba borracha, por eso no me costó ni cinco minutos meterle el morro, por eso no significó nada. Nada.Desolación esbozada. Olvido o reconsideración, el peso de la realidad cae sobre mí. Las decisiones tomadas y nunca plasmadas ni resueltas. Hesse decía que retorna todo lo que no se ha sufrido lo suficiente.
“Las sombras que están cayendo
son simples ángeles llamando
las sombras de la tarde dicen que algo tiene que cambiar
la forma en que vives
esta nube de oscuridad tiene que desaparecer.”
Días de extraña intensidad, pasado, presente y futuro entremezclándose. No necesito salir de esta habitación para que me estruje el alma mi enésima crisis, la misma de siempre... Veo como me alejo de todos, y de todas. Vuelvo en cierto modo a la soledad de antaño, a mi reino maltratado. Me sumergiré en la introspección, que según Hesse es la madre de la cultura y que según Gidé lo falsea todo. Tal vez la cultura sólo sea falsedad. ¿A qué aferrarse? ¿Hay que aferrarse? No sé si vale la pena una borrachera más. Según Henry Miller el individuo que escribe un diario lo hace para falsear la realidad. Ignoro cuál es el valor de mi diario. Aquí despotrico contra el mundo y contra lo que se cruza; terapéutica del delirio. Tres días de borrachera me depositan en este domingo.Todavía no sé la nota de mi examen de administrativo, más que nada me angustia pensar en el dinero que me costará la matrícula el próximo curso. Carta de Rosa, una carta tan tonta y vacía como las demás. Atisbo, esbozo.Telefoneó Yago, me contó un poco cómo les fue en Logroño y pretendía que el viernes quedásemos con Araceli y compañía, una idea que no me atrae y de la que posiblemente me desmarque. Suspendí mi examen de derecho administrativo y se complican las cosas.Me matriculé, de manera provisional, con esa incómoda sensación de siempre. Carta de Telma a la que tendría que contestar y escribirle alguna al necio de mi hermano. Anoche cayó otra. A cuántas me habré enrollado hasta ahora. Ni lo sé, de muchas ya ni me acuerdo y no sé qué me aporta eso. Llega el fin de semana, me emborracho y me doy el lote con la víctima o afortunada del momento. Supongo que hoy se repetirá la historia, de modo que mis palabras pierden valor.Lo sabía, esta noche era el turno de Cristina, otra gorda, ya la conocía hace tiempo, soy un cínico y no tengo remordimientos. Me enrollé con ella sin molestarme en buscar a otra que estuviese mejor, por alguna razón no me dio asco, ¿la costumbre? Dormiré un poco.Mañana comienza el curso. Vaya. Maltrato mi cuerpo, muchas de las tipas con que me relaciono son historia a partir de hoy por decisión unilateral y supongo que irrevocable. Ya he hecho demasiadas tonterías. Supongo que habrá alguna chica con la que pueda mantener alguna relación “adulta”. Recuerdo tragedias de mi trayectoria: desahucios, hambre, noche paterna en el calabozo de comisaría, incendios provocados por enemigos, miseria, vergüenzas, violencias... Estoy borrando cintas, algunas llenas de significado.Hoy salió el sol. Este mundo está lleno de tristeza, expresa o tácita. La NASA busca señales de vida en el universo, vida... La vida era esto pero tal vez se esconda detrás de todos los pliegues cotidianos. Empieza el frío. Llevo 48 horas sin afeitarme. He vuelto a masturbarme. Repaso mis páginas anteriores, de seis años atrás, evolución personal y de devenir. De algún modo maté a mis padres para parirme yo mismo. Tendría que independizarme. Ya han puesto la calefacción, aumenta la contaminación del planeta.La soledad es una pistola que puedo utilizar, contra los demás o contra mí. Atravieso mi enésima crisis ética y estética. Se acerca otro fin de semana. Ahora mi progenitor anuncia que nos “abandona” a primero de mes.El viernes opté por no salir y me tomé una jornada de reflexión. Ayer sí, me enrollé con una conocida y la acompañé hasta la boca del metro. Poco más. Cambiaré la decoración de mi carpeta.Carta de Anne, no le van demasiado bien las cosas con Pete y un resorte en su psicología la empuja hacia mí. Me cansa ya esta historia. Me apunté a la orla de fin de carrera. Nadie conoce mis mudos silencios. Puede que me masturbe en el W.C. dentro de un rato.Fin de semana para el olvido. Me encontré con Elena. Pornografía en la calle, suicidio terapéutico de alcohol y olvido. Reflexión y revolución. Soy un neurótico. En cierto modo tengo miedo a provocar acontecimientos, tengo miedo al miedo. En la calle anoche me limité a ser espectador del teatro de la mediocridad. Una siesta no me sentaría nada mal.Me pierdo luchando por mi dudosa independencia, por mi dudosa personalidad, por mi dudosa existencia... ¿Y bien? Coloco cabalmente las cosas según un orden fulminante. Y también a las personas.Anoche tuve ocasión de comprobar cómo se desintegran mis principios y mi mundo... Metí la pata con Emma, y la metí puede que con alevosía... De algún modo, sin embargo, pareció entenderme. Ya me hice las fotos para la orla de fin de carrera, tuve el éxito del simpático. Era como... popular. Algo apestaba. Sólo falta saber cómo salí en las fotos. Entre cervezas pasó el día y por la noche me enrollé con una tal Conchi. Nada. Camino hacia ningún lado. El acontecer sigue con su dialéctica.Seguramente ya no creo demasiado en mí, es como si hubiese perdido mi sombra, tal vez como si nunca la hubiese tenido, como si el proceso de desintegración personal fuese ya irremisible... No encuentro ideas geniales que plasmar. Ni modos. Me quedo tumbado en la cama escuchando alguna de mis cassettes. Mi hermano sigue dando problemas. Nada que reseñar sobre anoche. No sé por qué coño escribo un diario. Yo no escribiré “La Náusea” ni “El Extranjero”. Es fácil escribir palabras para tapar vacíos sin el compromiso de la verdad.Una mañana hueca en la facultad. Cocido para comer y Robert se echó demasiado tomate frito... Una siesta de hora y media. Me grabo canciones. Me siento frío, sarcástico, sobrepasando el existencialismo. Desapasionamiento. La gente me resbala, tal vez sólo la personas que no me interesan. El pasado no existe. Escribo un diario sin pasión, sin arte ni parte. Una noche hueca como otras tantas. Engendro ideas que aún no concreto. Puede que este año no esté resultando intenso pero el eterno diario se está empobreciendo. Creo que necesitaba una colección de errores. Una extraña paradoja de empobrecimiento y enriquecimiento simultáneo.Hace más de media hora que debía estar en una cita pero no fui. No me cuido, no trabajo en mí lo suficiente, apenas existo. Me inventé una tal Beatriz que me libre de mis amigos cuando me interese, que a partir de ahora tal vez sea a menudo. Imagino revoluciones, más o menos insensatas.Algunas ideas siguen dando vueltas en mi cabeza, no sé con qué fundamentos, estoy engendrando algo, tal vez un monstruo. Abstracciones sin pormenorizar por el momento. Estuve con Emma un rato, tal vez no le caigo tan mal, incluso es posible que... Mañana insulsa, clase de filosofía del derecho y bocadillo de tortilla, Jose me trajo en coche hasta el metro. Cuando me emborracho soy más irónico conmigo que en estado de sobriedad, si alguna vez he conocido tal estado.No fui a clase, no salí esta noche, la distancia respecto a mis amigos se hace cada vez más grande. Creo que no me importa demasiado. No sé a lo que aspiro.Apagaré la luz y tal vez piense.Ya no merece la pena decir verdades sobre el hombre porque tal vez sean mentira, como esta. No sé si voy a convertirme en un patético conquistador compulsivo. No sé si me gusta o me disgusta. Estoy escarmentado de esperanzas. Pero la culpa de eso es mía. Estoy escarmentado de mis predicciones. También mi culpa. Sólo intento hacer que mi vida merezca la pena pero eso se ha convertido en una especie de condena.Es fácil escribir mentiras, la mentira es un extraño instrumento, pero no miento al reconocer que este último año sólo he escrito basura, acontecimientos más variados pero calidad nula. Todo son silencios. No escarbo en las palabras. Datos irrelevantes. Sigo buscando la importancia de las cosas.Espero no coger una borrachera excesiva. Tal vez hoy encuentre a la mujer de mi vida. Si tampoco aparece hoy me voy a traumar. Juego con las ideas, nada más. Todo se difumina, sigo recibiendo cartas, y contestando a las mismas, pero... no sé, la vida se está convirtiendo en un trámite. Yo qué sé. Pintaría un cuadro de mi pasado y lo colgaría en el sótano de mi reino.Me siento extraño, no me reconozco, como si mis formulaciones mentales hubiesen desvariado tanto que la realidad ya no exista... Sí quedé con Sofía, fuimos al “Sofidú” a ver un par de exposiciones, luego a tomar algo al “Hotel California” y “Al paso”, hablamos bastante, nos besamos lo suficiente y espero que el sábado no me invite a no sé qué fiesta del champán, tendré que ir preparando una excusa. Esta noche es Nochebuena.Mis borracheras no me proporcionan más perspectiva que la del olvido, mi identidad se desintegra pese a no ser más que una sombra extraña de espectros solidificados, mi trayectoria me sitúa aquí. Cuántas tetas habré tocado, cuántas satisfacciones no puedo anotar.Los dueños del piso acosan. Lógicamente. mi progenitor ha malversado 70.000 pesetas, hundiéndonos aún más. Oigo las carcajadas del destino.Sofía me invitó a ir mañana a su casa. Miro al futuro con ojos fijos y algo perdidos, miro al pasado y derramo tres lágrimas, miro al presente y me río. Estoy tentado a asesinar símbolos, asesinar deseos y cebar otros, llorar y vomitar, resucitar y triunfar, la victoria real. Es fácil caer y más difícil levantarse, las teorías pesimistas huelen más a realidad, a mierda fresca y moldeable. Soy un tipo raro, debería dormir un poco pero supongo que no lo haré y me perderé en el frenesí de la nadería. Sucumbo sin rubor y sin perdón.La noche del viernes no trajo nada en especial, trotar pegando patadas a papeleras y chorradas por el estilo. Estoy harto de mis presuntos amigos, estoy solo desde que Pepito Grillo se quedó a un lado, con el contenido de mi más tierna infancia.Puede que ya no quiera pintar un cuadro, ni escribir una canción, ni tener un grupo musical. Es raro el mundo de la mera posibilidad. Búsquedas tristes y tristezas tras las búsquedas. Ahora debo estudiar, escupir mi estupidez y tomar decisiones. Me encogería en postura fetal y me abrazaría cayendo por mis sueños, por la ideas que bañan mi mente, por las referencias que acarician mi alma, por las imágenes que me han transportado a raras esencias ocultas en mí. Tengo miedo, miedo relativo, el destino burlón ha jugado demasiadas veces conmigo, ha derribado tantas veces los muros de mi reino que cada reconstrucción es un ejercicio de escepticismo.El viernes salí de casa a por una enésima borrachera que adormilase alguna de mis tormentas y despertase perspectivas desde el camino de la autodestrucción... Tal vez alguna chica más que añadir a esa lista que no sé cómo calificar. Una tal Lola estuvo a punto de caer pero no forcé la máquina y me alegro, después apareció Ana, que dejo a su chico a un lado para venir a darse “el palo” conmigo, me entretuve con sus tetas y su culo, me resultaba gracioso enrollarme con una tía que me sacaba algo más de una cabeza. Al día siguiente Emma me sacó del hoyo, mi dinámica era la de autodestrucción y distanciamiento... Podía haber llamado a cualquier otra pero la llamé a ella y respondió. Quedamos en “Revólver” y pese a una incertidumbre inicial nos enrollamos, con una ternura inhabitual. Tiene algo especial que me seduce. La cosa funcionó y quedamos el domingo, he encontrado a la mujer de mi vida. Voy a concluir la “Camisa de fuerza hecha a la medida”. Ya.“Quería tan solo intentar vivir lo que tendía a brotar de mí. ¿Por qué había de resultarme tan difícil?”. Hermann Hesse.

miércoles, 6 de junio de 2007

continuará, o no

“Solo el sufrimiento engendra el esplendor del coraje y de la fidelidad, como engendra el de las sensaciones intensas y el de las ideas profundas”.

Isabelle Eberhardt.


1.
















-Aún no he conocido ninguna tía con las tetas grandes que tenga una inteligencia aceptable. Al menos sirven para echar un polvo de los que se tardan en olvidar, aunque tampoco es algo que se pueda generalizar. Hay tetas gordas y tetas gordas, cada una con su encanto, claro que cuanto más acusan la fuerza de la gravedad más difícil es encontrar ese encanto. Quizás cuando cumpla los cincuenta me divierta navegar en esos mares fofos. O tal vez sólo quiera atracar en carnes jóvenes y duras, con unas tetas menos grandes pero respingonas, hay que variar para poder soportar el conjunto de cosas que constituyen la realidad... Pero puestos a hablar de inteligencia, hay muy pocas personas inteligentes,(¿hay alguna?) independientemente del tamaño de sus tetas. De hecho, la inmensa mayoría de la gente -por no decir toda- es de una gilipollez insufrible. Cuando no se les conoce todavía se les puede tolerar, pero cuanto más se sabe de ellos, más razones hay para despreciarlos o/y odiarlos. Sea como sea mañana vendrá de nuevo al despacho Mamen, un buen par de tetas a punto de separarse de un homosexual sobrevenido; creo que si la invito a cenar terminaré follándomela salvajemente, se nota que hace tiempo que no tiene más práctica sexual que ocasionales masturbaciones. Al menos espero que sepa follar en condiciones. Supongo que uno puede hartarse de unas tetas así, pero lo que no entiendo es cómo se pueden cambiar por un calvo enano y alitósico. Lo dicho, otro gilipollas.

Pese a que no utilizo un tono de voz bajo Gonzalo parece no enterarse de nada, no hace otra cosa que seguir con la vista esos culos, cada uno con sus características propias, le gustan todos, casi todos. Como a mí en los momentos poco exigentes; justo en el momento en que me callo pregunta:
-¿Decías algo?
-Sí, decía que eres un gilipollas.
- Ah, bueno, pero eso ya lo sabemos todos. -Responde indiferente. Sin saber que su supuesto sentido agudo del humor no tiene ni pizca de gracia, lo cierto es que no sé ni por qué me voy de copas con él ni por qué le hago saber en que consiste el delirio del rebaño entre el que me toca desenvolverme. De hecho Gonzalo es un tipo al que no se puede tener en consideración, su fijación por culos, tetas y chochos le convierte en un mueble que a veces invita a la décima copa. Hablando de copas... le pediré un “Cacique” con “Coca-Cola” a esa camarera, que inexplicablemente siempre me ignora, pese a ser evidente que soy diferente a todo el atajo de subnormales que transitan por aquí, aunque si lo pienso bien lo más posible es que ella sea también otra subnormal y sólo aspira a echar un polvo con algún cachas hortera, yo qué sé.
-Un Cacique con Coca-Cola. - Digo tras hacerme sitio en la barra con no muy buenos modos, lo que provoca una mirada desaprobadora del pijo que tengo a mi derecha, con la típica camisa a rayas de ”El Corte Inglés” y una chica bronceada con rayos UVA, igual de hortera que él. La camarera, con un bronceado similar y un vestido extracorto color plata sigue ignorándome, por lo que tengo que repetir, esta vez con un tono más alto
-Un Cacique con Coca- Cola. -Por fin da muestras de haberse enterado y yo me doy cuenta de que está demasiado delgada, me la imagino follando y no me importaría averiguar cómo se lo hace, aunque tengo dificultades para imaginarme follando con alguien que me ignora con esa crueldad. Por el contrario se muestra muy amable con un amigo de aspecto casposo, supuestamente gracioso, que le comenta no sé qué estupidez al oído. Por fin me sirve el “cacique”, termina una botella y tiene que empezar otra, que tiene dificultades para verter su contenido, le digo que no me lo cargue mucho y le pongo un billete de 20 euros en la barra, lo coge casi sin mirarlo y me da la vuelta con un “Gracias” poco creíble. El día que tenga un juicio contra ella le conseguiré una buena condena.
Vuelvo con la copa y Gonzalo está dándose el palo con una gorda bastante repelente, mientras una amiga de ésta se fuma un cigarro con cara de circunstancias y me mira, como sabiendo que yo soy el amigo de ese impresentable, dudo entre hacerme el loco y desaparecer o caer de nuevo en el imperdonable error de la socialidad, me hubiera ido pero tengo mi móvil en el coche de Gonzalo, además del maletín con el expediente de Mamen, de modo que no me queda otra solución que interrumpir a Gonzalo,
-Tronco, me marcho, déjame las llaves del coche, que tengo que coger un par de cosas.
-No me jodas Jota, cómo vas a irte ahora -dice “ahora” recalcándolo y con la voz típica de ir ya algo cocido-, mira, te voy a presentar a... ¿era Raquel?
-Sí, Raquel. -Asiente la gorda, pelirroja y con unas tetas enormes y aparentemente fofas.
-Y esta preciosidad es... ¿cómo te llamabas?
-María. -Dice la amiga de la gorda, un auténtico feto malayo, que va vestida toda de negro y con un corte de pelo que debió hacerle algún tío suyo trasquilador.
-Hola a las dos, yo soy Jota, conocido de este anormal. -A continuación los besos de rigor y descubro que las dos llevan “Lou Lou”, (he conocido a bastantes zorras con ese perfume). - Me quedaré mientras termino la copa pero luego me marcho, que tengo trabajo.
-Si sólo son las diez y media... -Comenta la de negro, que tiene una verruga negra del tamaño de una aceituna a un lado de la nariz. Es realmente fea, y no sé si voy a poder reprimir decírselo.
-¿Tan tarde?, creo que mi copa te la vas a tomar tú. Ah, no estaría mal que visitases a algún cirujano plástico, bonita, conozco uno que hace milagros, aunque en tu caso un milagro no sería suficiente. María no da crédito a lo que oye y no sabe si llorar o insultarme, mientras se decide le hago una pequeña observación a Gonzalo:
- Y tú el próximo día no te dejes las lentillas en casa. -Gonzalo les dice que no me hagan caso, que voy algo borracho y que tengo tendencia a la grosería, todo ello mientras alucina con el volúmen de las tetas de Raquel, que no pueden pasar desapercibidas ni debajo de esa amplia camiseta morada. Me pasa las llaves del coche y me dice
-Llévate tú el coche, y discúlpate ante estas chicas, joder, no seas así.
-Que os follen. -Me despido y le pregunto al portero cuánto se gasta en gel fijador a la semana. No creo que vuelva por el “Bitensión”, al menos hasta la próxima semana.

Me pregunto cómo voy a desaparcar el Ford Ka de Gonzalo, voy a necesitar al menos doscientas maniobras para sacarlo de ahí, el hijoputa del Golf de delante está pegado por completo al morro. Le meo en el cristal, cojo mis cosas y me voy en taxi. Odio los domingos. Y odio los taxis, en el de ahora apesta a sudor, en la radio lleva uno de esos programas nocturnos de fútbol que tanto detesto y me va a cobrar suplemento de fin de semana. No tengo ningún mensaje en el buzón de voz.
-¿Por dónde le llevo? -Pregunta el “pelas” con una voz algo gangosa.
-Por dónde le de la gana, jefe. -Me fijo en la foto que lleva de la mujer y sus dos hijos, las fotos deben tener como poco veinte años, como el coche, y hacen una buena pareja, son los dos igual de vulgares y rechonchos, no me extrañaría que fuesen los padres de alguna de las dos joyas que dejé en el “Bitensión”. Me pregunto cómo pueden soportar su imagen en el espejo.
Me deja en la puerta de casa y me cobra 5,20 euros, no le dejo propina y tampoco le doy las buenas noches. Creo que no voy a cenar nada. Enciendo la televisión y todos los canales son igual de malos, incluso la 2, que en la noche temática trata hoy de Singapur, es decir, mierda. Lo mejor será ver alguna porno. Otra vez.




















2.









Aún no sé muy bien por qué me he convertido en un picapleitos, supongo que siempre me he dejado arrastrar un poco por las circunstancias, esa coartada tan poco convincente. En cualquier caso hoy tengo un aliciente para ejercer: María del Carmen Ridruejo, esa fue la razón por la que me levanté a las siete, por la que me pasé un buen rato decidiendo qué coño me iba a poner y por la que exprimí las gotas que me quedaban de “Carolina Herrera”. Al terminar el acicalamiento supe que no merecía la pena perder el tiempo en ese tipo de consideraciones, probablemente no tuviese razones para suponer que antes o después terminaría follándomela, es algo que me pasa a menudo, es raro el día que no me cruzo con alguna que no me sugiera ideas similares, por algún extraño motivo considero que resulto atractivo para un altísimo porcentaje de la población femenina, y digo “extraño motivo” porque luego la realidad no me avala suficientemente...

En el despacho suena el hilo musical, como si fuese la consulta de un dentista, la luz del día lo hace acogedor y dejo desperdigados antiguos expedientes encima de la mesa para crear la impresión de que soy un abogado bastante ocupado, nada más lejos de la realidad, hace un par de meses que no tengo ningún caso al margen de la asociación de divorciados cabreados, así que esta es una buena ocasión para mejorar mi economía y quizá mi vida sexual, y la de Mamen (sugerente nombre). Creo que voy a destrozar al maricón de su marido, un empresario que fabrica ropa interior de calidad, pero que se limita a copiar los modelos de Calvin Klein. La consulta del jueves no se la cobré pero hoy debe traerme una provisión de fondos de 1200 euros, el viernes estuve hablando con el abogado de Iván, así se llama el julandrón, y resultó ser Ernesto, otro mariquita redomado, que por cierto no tiene ni puta idea de divorcios, él se dedica fundamentalmente a temas financieros, pero ya se sabe, en el gremio se conocen entre ellos y... No es que tenga nada en contra de los homosexuales, en realidad donde la meta cada uno es asunto exclusivamente suyo, lo que siempre he odiado sin embargo es el mal gusto y lo que tengo muy claro es que a la hora de escoger entre el culo de un tío o de una tía no hay color, de hecho, si yo hubiese nacido mujer no dudo ni por un instante que sería lesbiana, tortillera, bollera. Si bien también desconfío de Mamen, no sé qué vió en Iván para casarse con él, tal vez cuando tenía pelo era algo más soportable, quizás el dinero la hubiese atraído, pero tengo la sensación de que se casó enamorada, aunque tampoco podría asegurarlo, nunca he llegado a entender del todo a las mujeres, que me siguen desconcertando con su retorcimiento. Con su cuerpo, que hace unos años, cuando se casó, estaría más prieto y turgente, pudo haber escogido mejor, tal vez a un tipo como yo, inteligente y buen follador, yo qué sé.

La esperaba a las diez pero llega con veinte minutos de retraso, cuando llaman a la puerta siempre pienso que debiera tener en el despacho a una pasante, una tía buena a la que no pagaría un duro y a la que terminaría follándome, tal vez me decida a poner un anuncio en el “Segunda Mano”, así ella abriría la puerta, nos traería cafés y la mandaría a los juzgados para que resuelva esos trámites que me sientan tan mal a primera hora de la mañana. Abro la puerta y me encuentro a Mamen con un vestido que deja ver que le sobran tres kilos, es un vestido que está pensado para alguien cinco o diez años más joven que ella, tal vez para mi hipotética pasante.

-Buenos días.
-Buenos días. -Contesta con amabilidad y preocupación mientras no puedo apartar la vista de su escote aunque lo intento. Lo que lo jode es que viene acompañada de su hija de cuatro o cinco años.

-Lo siento, es que no he encontrado donde dejar a la niña esta mañana, ¿le importa que la haya traído?
-En absoluto. -Respondo mientras considero la posibilidad de que se me haya notado mucho el desagrado que me produjo ver que la traía. -Aunque tal vez sea mejor que se quede en la sala de espera mientras hablamos, más que nada por el contenido de la conversación, que a veces le podría resultar algo... chocante. Tengo ahí algunos tebeos que tal vez la entretengan. (-En realidad dudo que esos comics puedan entretener a una niña de cuatro años pero en temas infantiles soy un absoluto negado, sólo se trataba de decir algo.)
-Me parece lo más apropiado. -Comenta Mamen sin demasiado convencimiento.
-Pues bien, pasemos al despacho, siéntese ahí por favor. -La invito a pasar mientras observo que pese a los años aún conserva un culo que pasaría la “ITV” sin problemas. Ese vestido deja ver unas braguitas tipo tanga, pensadas precisamente para llevar bragas sin que se note.
-Y tú Vanessa espera ahí sentadita un ratito, que Mamá viene enseguida, sé buena y luego te compro un helado. -Le dice la madre con dulzura mientras la niña asiente sin articular palabra y compruebo que desgraciadamente se parece más a su padre que a su madre. Por cierto, “Vanessa”, con ese nombre también conozco a un par de zorras.

-¿Y bien, ha hablado ya con su esposo sobre lo que le dije el pasado jueves? -Los tirantes de ese corto vestido floreado anuncian que no lleva sujetador así que me aplico algo más y descubro ligeramente sus pezones.
-Sí, hablé con él la misma noche del jueves y me dijo que su abogado se dirigiría a usted al día siguiente para especificar los términos de la separación, ya que no estaba muy de acuerdo con lo que le propuse. De hecho esta misma tarde tiene una cita con él para hablar del tema. -Me habla sin dar muestra alguna de sentirse atraída por mí y disimulando mi obvio interés por su anatomía, algo que empieza a disgustarme.
-Sí, su abogado me telefoneó el viernes por la tarde para discutir un poco los términos y después de hablar él con su esposo y yo con usted hemos quedado en que mañana nos reuniríamos para redactar el boceto del convenio regulador de la separación. La verdad es que no tiene nada de que preocuparse, el abogado de su marido es un completo incompetente en materia matrimonial, se dedica a temas básicamente financieros y de empresas, pero en lo que a divorcios se refiere no tiene ni puta idea. -Su cara tiene una extraña expresión después de oirme decir “puta idea”, lo que me demuestra que es ligeramente imbécil, pero prosigo:
-Precisamente tengo aquí mi modelo de convenio, que le favorece ampliamente, he exagerado las pretensiones en determinados aspecto para que en la negociación, al rebajarlas, dé la impresión de hacer concesiones al respecto, léase por favor esta copia y coménteme lo que le parezca oportuno, mientras me prepararé un café, ¿le apetece a usted uno? -le pregunto mientras considero la posibilidad de que su indiferencia sea una muestra de interés y de dar un primer paso y tutearla en lugar de hablarle de usted.
- Pues no le diré que no, gracias. Pero, por favor, con sacarina en lugar de azúcar. - Me dice con un tono correcto pero nada insinuante.
-De acuerdo, pero si no le importa tráteme de tú, odio que me traten de usted. -Le comento dando el paso antes ideado y echándole azúcar pese a todo, jamás he tenido sacarina en casa, con un poco de suerte ni se dará cuenta. Lo que sí le echaría sería un buen afrodisiaco, pero de eso tampoco suelo tener, clara muestra de que en esto sólo soy un aficionado.
-Ah, estoy de acuerdo, yo también prefiero que me tuteen. -¡Aleluya!, primer gesto amigable. Pasan unos breves minutos mientras preparo el café y ella lee el convenio.
-La leche... ¿la quieres muy caliente?
-Sí, por favor.
-Pues aquí tienes. Qué te parece el convenio. -Empiezo a notar un inicio de erección, lo que me anima a sentarme pronto, para que no se me note.
-Bien, me parece bastante bien, yo no entiendo de esto pero me fío de tí. Lo que sí quería saber es cúales son los pasos a partir de ahora y si va a durar mucho todo esto. -Me desanima ver que la cordialdad aparente se desvanece a manos del negocio puro y duro.
-Si todo transcurre como espero esto será breve, mañana tendremos el modelo definitivo y en cuanto lo presentemos al Juez para que dé su conformidad será cosa de poco tiempo, en torno a dos meses. -Sé que antes o después me masturbaré pensando en ella. Pobre recurso en vistas de que no veo prosperar mis planes.
-Me alegro, la verdad es que quiero solucionarlo cuanto antes, para mí es bastante desagradable todo esto y le quedaría, perdón, te quedaría muy agradecida si solucionases esto pronto.
-No te preocupes Mamen, de eso me encargo yo. -Le digo mientras advierto que la erección lejos de irse se consolida, lo que me preocupa, puesto que se acerca el momento de ponerse en pie y acompañarla a la puerta. Quizá el desagradable momento de hablarle de la provisión de fondos disipe mis ánimos libidinosos.
-Por cierto, ¿qué te debo, eran doscientasmil por la provisión? -Me pregunta rebuscando en el bolso y meneando sus tetas.
-Efectivamente, doscientasmil, ni una más ni una menos, claro que ahí va incluída la cena a la que te invitaré si se arregla todo mañana. -Por fin me decido a dar un paso algo más serio hacia una hipotética noche de lujuria.
-Oh, gracias, la verdad es que me vendría bastante bien, lo que necesito es romper un poco con toda esta tensión, pero me temo que tendremos que dejarlo para más adelante, ahora mismo mis padres están de viaje y no tendría con quién dejar a Vanessa. -Me pregunto si sabrá que existen “canguros” que se ocupan de los niños en situaciones así.
-En fin, en otra ocasión será. -Digo resignado, cabreado más bien. Debiera haberle cobrado trescientasmil. Guardo el cheque en el cajón y me arrepiento de haberle mencionado lo de la cena, es obvio que ella no tiene ningún interés por mí y concluyo que debe ser imbécil.
-Sí, en otra ocasión. Ahora debo marcharme.
-Sí, yo también, tengo un par de trámites pendientes en el juzgado y una cita con la procuradora. Te acompañaré hasta la puerta, llévate una copia del boceto del convenio y estúdialo con calma, si tienes alguna sugerencia me lo haces saber pero en cualquier caso mañana te telefoneo yo y te cuento cómo ha ido la negociación. -Le digo mientras me levanto, ya sin erección, intentando disimular mi sensación de fracaso.
-Muchas gracias, espero su llamada, tu llamada. Lo fundamental es que todo esto se resuelva cuanto antes... -Sigue hablando pero no la escucho, tal vez lo que ocurra es que es lesbiana tardía y por eso, precisamente por eso, elude lo de la cena.
-Bueno Vanessa, ya os vais, ahora tu mamá te comprará ese helado. -Le digo a la niña, que asiente con la cabeza. Su madre sonríe y hago esfuerzos por no despojarla de ese vestido y follármela en plan salvaje. Las acompaño hasta la puerta y me despido intentando asumir mi derrota.
Desde la ventana las observo y me irrita descubrir que un tipo con pinta de pasarse la vida en un gimnasio las espera en un BMW recién salido de fábrica, la besa y se marchan. Mierda. Tendré que ir pensando en lo de la pasante.




























3.



He tenido que quedar otra vez con Gonzalo, tenía que devolverle las llaves del coche y él tenía que contarme cómo fue el polvo con Raquel, aquella gorda de rasgos mongoles y de tetas excesivas. Supongo que no tardará mucho más ya, lleva veintitrés minutos de retraso y sabe que mi regla de oro es no esperar más de treinta, si quiere las llaves que envíe un mensajero. Espero que haya suerte y tampoco aparezca en estos próximos siete minutos, no me apetece verle en absoluto, me contará con todo lujo de detalles cómo se la metía por el culo a la gorda y cómo se corría la muy puta. A su vez yo he de reconocer mi fracaso con Mamen o inventarme algo. Ya llevo dos “Heineken” y el periódico de la cafetería está ya demasiado manchado como para seguir pasando hojas mecánicamente y con poca convicción. Además no hay ninguna tía buena a la vista. Le pido la cuenta al desagradable camarero, que pese a conocerme como cliente asiduo no tiene ni un gesto amable, y estudio el no dejarle propina tampoco hoy. Tal vez una peseta o dos, si las encuentro sueltas en alguno de los bolsillos de mi pantalón.

-Joder, perdona el retraso Jota, pero es que me encontré con Diana en el metro y ya sabes cómo se enrolla a hablar de sus paranoias... -Me impele Gonzalo mientras el amargado camarero se cobra mis cervezas.

-Estaba a punto de marcharme, no puedo entretenerme mucho, tengo bastante trabajo atrasado para mañana. Toma tus llaves y ya hablaremos otro día. -Le digo intentando librarme de la charla que me trae preparada.

-Coño Jota, tómate otra, invito yo, estoy seco, he venido lo antes que he podido hasta aquí y además quiero contarte cómo me fue con la de las tetas, ya no me acuerdo como se llamaba...

-Raquel.

-Sí, eso. Ponnos dos más Pablo. -Le dice al camarero mientras se despoja de su chaqueta de cuero, que no sé donde se la habrá comprado. La mía está demasiado gastada ya y debiera comprarme otra, ahora que tengo algo de pasta fresca.
-¿Dónde te compraste esa chupa? -Le pregunto sin querer mostrar demasiado interés.

-Me la trajo mi hermana de Londres. Es cuero del bueno.
O sea, que el coche está en la acera del Bitensión”, ¿no? Pues vaya putada, otras tres paradas de metro hasta allí. Bueno, a lo que iba: Vaya asco de gorda, no sabía ni follar, mucho jadeo, mucho movimiento pero más torpe que una foca bailando el charlestón. Lo más flipante fue ponerla a cuatro patas y darle por el culo mientras me agarraba a sus tetazas con fiereza, ella creo que se corrió dos o tres veces hasta que me corrí yo, que no me corría ni a tiros; tengo que dejar de beber. Después del segundo polvo ya ni me empalmaba, así que le dí para el taxi y me la quité de encima. Pero en algún momento debí de darle mi teléfono porque la muy gilipollas me llamó esta tarde para ver si quedábamos.

-Y qué pasó con la del grano.
-¿La del grano?
-Sí, coño, la amiga de la gorda, esa tía horrible que estaba allí con vosotros.
-Ah, María. Sí que era fea la cabrona. Te pasaste un poco con ella ¿no?
-No creo.
-Pues se fue a su casa, no encontró ninguna víctima que tirarse.
-Ya. -El camarero ya viene con dos “Heineken” más y con aceitunas de esas machacadas para picar, las odio pero Gonzalo las ataca con ganas.
-Y a tí qué tal te ha ido con la clienta esa, la que se va separar del maricón. Por cierto, Diana me ha preguntado por tí.
-Pues que siga preguntando. Con la clienta nada de nada, la hijadeputa parece que está ahora con un cachas con pelas y ni quiso saber nada de venir a cenar conmigo.
-Estás bajo de forma tronco, si quieres te paso a la gorda, que esa tiene más ganas de follar que un cura.
-No gracias, de momento las vacas me las como, no me las follo. -Apuro mi cerveza, no tengo ganas de seguir perdiendo el tiempo con el imbécil este. Se tira a la primera que puede y el tío es feliz, me jode la gente que es feliz en su mediocridad. Continúo: -Además estoy pensando en meter una tía buena en el despacho, una pasante gratis y que folle. Pongo un anuncio en el “Segunda Mano” y aparecen cien.
-Tío, piensas como un viejo.
-Puede ser. -Lo reconozco y termino la cerveza, que empieza a subírseme un poco, él acaba con las aceitunas y busca monedas en el bolsillo.
-En cualquier caso, viejo verde o no, lo de la pasante es algo a lo que sólo le veo ventajas, si resultase ser una inútil gilipollas la despido y se acabó, además, siempre he soñado con llevar un proceso de selección de personal, dedicaré cuatro viernes en exclusiva al tema, recibiré a las más cualificadas y luego escogeré a la que esté más buena o a la que tenga pinta de ser más viciosa.
-Ya veo que lo que te interesa es su nivel intelectual. -Comenta irónicamente Gonzalo, dejando entrever que él tiene en cuenta otras cuestiones.
-Exacto, a mí lo que me pone más cachondo es la inteligencia, precisamente por eso hace tanto tiempo que mis orgasmos no pasan a la historia. Estoy harto de las decepciones, me emociono con una tía, está buena pero no es la típica niña mona, parece que tiene inquietudes y hasta hace algún comentario presuntamente inteligente, pero a los tres días te das cuenta de que todo es fachada, de que detrás de todo ese montaje sólo es una tía más, pero con la diferencia de que se cree superior a las demás porque ella es más “original”.
-Ya, si ya me lo has contado mil veces... ¿quieres otra cerveza? Pablo, pónnos dos más. -Dice sin darme tiempo a decir que no. Y la verdad es que ya me apetece otra cerveza, supongo que terminaré borracho.





















4.


Suena el despertador. Son las ocho de la mañana y tengo una cloaca en la boca además de una tía a mi lado con la que, por los condones que tengo en el cenicero, parece que he echado dos polvos. No me acuerdo de cómo se llama y ahora que está de espaldas ni tan siquiera recuerdo su cara. Me incorporo un poco y veo que al menos no es fea, lo que no deja de suponer un triunfo, me la quedo mirando y me siento satisfecho, cuando follo mejora mi humor. Pero ahora tengo que echarla, dentro de una hora tengo cita con Ernesto para tratar lo de Mamen y no me apetece que esta esté aquí.

-Psst! Psst! -No se inmuta y me pregunto si estará muerta. No, respira, así que insisto: -Psssssstt!!!

No hay manera. Así que me levanto y me enjuago la boca con “Listerine”, me ducho y advierto el principio de una erección, por lo que es momento de salir de la bañera y o la despierto o me la vuelvo a follar.

-Buenos días Jota. -Me saluda ya a medio vestir. Es guapa, lleva un vestido negro con florecillas y unas botas Martens verdes, ni una pizca de maquillaje. Creo que anoche tuve suerte, es una lástima que no me acuerde muy bien de cómo discurrió todo.
-Te prepararé un café. -Le digo mientras me pongo los pantalones.

-De acuerdo, pero con sacarina. -Otra vez la puta sacarina, creo que me persigue y no tendré más remedio que comprarla. Aunque me jode tener que comprar cosas únicamente para las visitas. Por cierto, pese a no tener demasiadas tetas ni un culo primoroso ese equilibrio me seduce. La invitaría a que se quedase a vivir conmigo. Una semana.
-Sí, no te preocupes, con sacarina, ¿una pastilla o dos?
-Dos, ¿has terminado ya en el baño? -Pregunta ya meando.
-Sí, todo tuyo, pero no te entretengas, tengo una reunión dentro de media hora. -Le respondo mientras le echo una cucharada de azúcar, nunca se dan cuenta de la diferencia. El café se está preparando y me pongo mi camiseta preferida, la blanca, con un reducido cuello de pico “Calvin Klein”. Hacer la cama es algo que dejo para el último momento. Revisaría su bolso pero debe estar ya a punto de salir.

lunes, 4 de junio de 2007

parodias de dolor

Otro día gris,
otro día de tristeza y
miedo.
Las calles húmedas
de lágrimas, salpicadas de sudor
y lluvia ácida,
otro día que impregna la
existencia.
Otro día para el olvido histórico,
otro día.


II.


Lágrimas por una despedida incierta,
lágrimas por la pérdida indudable,
lágrimas por mí, por tí, por ellos,
lágrimas por el abandono del talento,
lágrimas por vuestra estupidez,
lágrimas que apaguen las llamas de este infierno,
lágrimas que purifican los mares intoxicados.


III.


Diseño existencia,
diseño vacío,
diseño enfermedad,
diseño un Dios,
diseño su muerte,
diseño una cafetera,
diseño un olor,
diseño un color,
diseño un concepto,
diseño diseño.

IV.


Era una hermosa mujer de 52 años,
sus pechos eran tersos, redondos, de silicona,
un culo precioso, estirado muchas veces,
su vientre prefabricado, sin una arruga,
la piel frita en rayos UVA, brillaba.
Hizo el amor 4326 veces,
con su ex-marido de 60 años,
con su esposo de 34,
como su hija,
con su yerno de 32,
como su hija;
y de joven con su hermano.
Es un bonito cadáver, del que los gusanos no dejarán
ni la silicona.


V.


Una prótesis es para siempre.


VI.


Nació por cesárea,
su hermana con forces,
su padre prematuro,
su madre como todas.
No tuvo premios,
no destacó en nada,
no cultivó triunfos.
Se casó con su única novia,
sigue con su primer trabajo,
su hijo es militar, su hija ama de casa.
Espera la jubilación.



VII.


Os odio tajante,
visceralmente.
Al mentecato que me empujó en el metro,
al camarero que me tiró el café encima,
a la estúpida niña que me pidió un cigarro
y que luego rió...

Os odio mas,
pasionalmente.
Al profesor que me suspendió,
al jefe que me despidió,
a la novia que me dejó
y nunca volvió...

Os odio con rabia,
salvajemente.
Al padre que me hizo,
a la madre que me parió,
a la mujer que me dió hijos
y que aun no murió.

Odio radical,
fundamental.
Odio al necio que disiente de lo real,
odio, odio, odio, al estorbo que tú eres,
odio al llorón, al cagón, al matón, al débil,
y a ese presentador de televisión.

Odio al torturador, y al torturado,
odio al reo y, al verdugo,
odio al bien y al mal,
odio la razón y la locura,
odio la verdad y la mentira,
odio el sentimiento,
odio el odio...

Me odio, os odio, odio la vida,
odio la muerte, odio, odio, odio.

VIII.


Disidencia, consecuencia;
a cada paso, a cada latido,
los efluvios despreciables
de ese hedor tan humano,
los vientos de la necedad.
Las hediondas reflexiones
sesudas de la mentira,
la vulgaridad que se define
a sí misma, en fin,
el fruto podrido de la humanidad,
de la existencia, de la sociedad.
Disidencia, consecuencia.
Asomo la cabeza por las
rendijas del espíritu y me estampo contra tribus,
tribus y sociedades aberradas,
elevadas a categorías dignas;
encumbrados deleznables
y simples miserables, sacerdotes ocultos, fatuos
o descaradamente proclamados.
Necios, locos, enfermos, infectados y hasta ingenuos inocentes.
Cómo verlo y verlos sin estremecerse,
cómo desenvolverse sin naúseas,
cómo decidirse entre la risa o el llanto.
En fin, desgraciados, abjuro.
La disidencia es la consecuencia,
la disidencia es consecuencia.


IX.


Poses epatantes por necesidad.
Poses ajenas a la impostura, poses mudas y sordas.
Provocación por instinto. Vocación traumática,
esencia abjuradora.
Al margen del orgullo, extramuros del desprecio,
allende la indeferencia. Decir no,
decir sí.

X.


Fabrico mi tumba hacia el Edén,
por la tarde paseo entre sollozos
viendo y sintiendo cómo todo muere,
el frío, el hambre, el dolor y el
sufrimiento de la capa de ozono,
que degenera.
Entre las risas y el
desprecio de una historia y un porvenir
que se confunden en
un presente aciago, entre las
rosas y la decadencia de
una potencia. Una vida que no lo es
y un deseo insatisfecho
necesariamente. Anochece y el frío
recrudece, el estómago
agrietado cruje y tal vez la culpa
resida en mí. Al llegar la noche
emprendo sangrante
la huída al sueño que quizá no sea
una pesadilla. Hasta el
pesimismo se corrompe. Cuando
expire nada se habrá resuelto.
Cabe la posibilidad de que no haya
sido claro en mi incertidumbre.


XI.


Cada mañana oirás mi voz,
cada tarde verás mi imagen
en esa fotografía,
cada noche lamentarás
no haberme conocido.





XII.


Estremecimiento en cada amanecer,
conmoción en cada latido,
la melodía de la desintoxicación.

La presencia del cosmos y sus ciclos
la sensación de la fuerza del tiempo
que no existe. El olor del mar.

Páramos que inundan el espíritu,
bosques que aprisionan liberando,
imágenes que embargan el alma.

Armonía vital en el desconocimiento,
el sinsentido del saber,
la muerte del lenguaje.

El misterio de sobrepasarnos,
la trascendencia de cada instante,
momentos en los que la vida es mística.


XIII.


Drama, máscaras
aplastadas.
Teatro y fingimientos,
mentiras representadas,
flores desencantadas
y valores ensangrentados
bajo el sol de la verdad.








XIV.


En la sombra de cada esquina,
en el interior de cada portal,
en la aurora de cada lunes,
en la tragedia de un destello,
en la vanguardia de un rayo,
bajo el sol, bajo la lluvia,
enfrentado al viento,allí,
aquí,en los requicios del
pensamiento, en lo efímero,
en lo profundo, en lo cursi,
-si eso existe-, en lo fatal,
en lo espúreo, en la belleza,
en el espejo, en cada libro,
en cada signo, en cada cambio,
en cada permanencia, en cada gloria,
en cada desgracia, en toda idea,
donde el lenguaje choca,
donde la locura domina,
donde nunca se llega, tras
la puerta sin picaporte. Busco.


XV.


¿Soy retorcido o me lo imagino?
Los méritos del cinismo son a menudo
dudosos, pero...
Tal vez sea un cínico. Pero,
quizás resulte que esté agrietado,
grietas... en el alma.
Grietas...imposibles.







XVI.


Hijo único,
soltero,
escritor,
extranjero,
tímido,
serio,
solo.

Vive en una casa casi vacía,
en un pueblo casi deshabitado,
en un clima monótono;
su nombre tiene una sola sílaba,
sus apellidos también.
No recibe cartas, no las escribe.

Ha perdido hasta la sombra,
Dios y el diablo le olvidaron,
no tiene espejos.
Está él solo. Solo.


XVII.


Entre lo gris,en la piedra,
habita perfumando para nadie en este mundo.
Desde aquí,pegado al muro transparente,
no puedo reprimir la conmoción y lloro.
Ni todo el alcohol de este bar ahogará la
única lágrima,que siempre flota,a la deriva.

Cotidianidad grotesca,escribo sobre papel
higiénico y cago,para limpiarme
con ello;
no puedo olvidar la rosa en la piedra.




XVIII.


Caminando hacia el anochecer,
caminando hacia la noche,
cuando la historia acaba,
donde la historia encuentra
su final.
Un pequeño recuerdo se perdió
en el camino,
esperando la dura cara de lo raro.
El diletante caminante
que se pierde haciéndose fuerte,
extraño poder,
diletante poder.
Caminado por una espiral,
una luz tenue,
no consigo ver lo que soy,
pero me siento bien,
tus ojos y la verdad;
un cielo demasiado caro.
Algo me dice que siga,algo que siempre cruza mi
mente.
Partiéndome en tí,
viniendo abajo,
tú también;
simple el sol se pone esta noche,
cegando,tú eres realmente la
que puede dormir en las noches del otro lado
de la espiral.
Blanco y negro,
azul.
Dime por qué
cortando el azul,la razón,
vuelve a casa cuanto más se aleja,
no poder salir,maldita espiral,
maldito sentimiento.
Los labios de la demencia hablando,me pregunto a qué,
un camino tan largo y esa luz tenue y cegadora a la vez,
espero preguntándome por qué,en un día tan largo,
día en el que lucha el sentimiento y las lágrimas explotan en un serio peligro.

XIX.


Una fuente en la disyuntiva,
dos tierras que visitar
y a lo lejos una esperanza.
La semilla del silencio
y la frontera del olvido
que ahogan a los
hijos de unos padres estériles;
páramos inundados
por la mentira.


XX.


Perlas negras,
carbón blanco
y oscuras posibilidades
en tus ojos,
piedras azules
y cielos rojos
en tu mente.
Entrañas verdes,
labios grises
y piel absolutamente blanca.
La ninfa
de los sueños
que un día tuve
y que he olvidado en la prisión
de los campos de orégano,
de alámbrica vegetación,
la prisión de la mentira.








XXI.


Madre,te quiero y a veces me pesa,
tu sufrimiento es el mío y siempre lo odio,
y tu debilidad.
No tuviste suerte
y sólo te mereces el cielo.
Eres una víctima de tí,de ellos.
Bendita seas.


XXII.


Padre,no moriste a tiempo de salvarnos,
hijo de de tu propia necedad
y de la ajena,
convertiste tu locura en nuestra historia.
Miedo,demencia y opresión
son tus consignas.
Pusiste grilletes a tus hijos
el día de su nacimiento,
envenaste a tu mujer
el día que la conociste
¡ y quieres ser adorado !
Maldito seas.


XXIII.



El devenir se ensañó con él,y la guerra con el mundo,
levantar la mirada al cielo o bajarla al suelo
resultaba un ejercicio inútil. Inútil.
No había nada a que aferrarse,
la belleza perecía y no había nada.
Nada.



XXIV.


Un pasado plagado,inundado de sufrimiento,
un pasado que se avalanza
sobre el futuro
con mas medios que el recuerdo,
con la fuerza de una trayectoria
y con el vigor de los espectros
insondables.
Pasado que se retuerce en el
presente conciliando nuevas
alianzas para el futuro intoxicado.
Mi pasado negándose a morir,
pasado que retorna
para luchar por su descanso,
para machacarme
sin contemplaciones,
para matarme,
ya que no me ha hecho más
fuerte.


XXV.


Reposaba la cabeza entre las rodillas
mientras tres esferas
que caían le golpeaban obsesivamante.
El neón iluminaba lo
que parecía una profunda desolación,
y olía mal.
Lluvia de esferas que se integraban en la escena.
El neón palidecía con el alba
y seguía con la cabeza escondida.
Las esferas ocultaban
los olores y las ideas.
No hay sonido,sólo esferas
y un hombre recogido fetalmente.
Tampoco hay tiempo.


XXVI.


¿Por qué historias tristes?
Alma enjaulada y
absoluta desesperanza.
¿Por qué el talento me ha ignorado,
por qué el destino me hace ignorar
la sustancia de las cosas?
¿Por qué aquí no hay una chispa de genio?
¿Por qué lo quiero?
¿Qué me impide ser aquello que quiero?
¿Dónde se ocultan mis apreciaciones?
Inefable ignominado.


XXVII.


Pensamientos descuartizados
y explosiones en el alma,
instantes aprisionados en instantes imposibles.
Intoxicado por el mundo y
olvidado por el futuro.
Aislado del tiempo y perdido en la tierra de los
espectros,
ríos de ladrillo y cal,
poemas reventados por utopías prefabricadas,
estoy acabado.


XXVIII.


Zapatillas rotas,
qué demonios hago aquí.
Puede que viva en un mundo irreal
y que me balancee entre
errores
y olores que me gusta
olfatear,pero esas malditas zapatillas

me vuelven anacrónico
y me sitúan fuera de lugar
en todas partes.
Han destruído mi refugio,
esas zapatillas rotas.


XXIX.


Me escaparía,
ya es tarde y han muerto todas las flores,
hiel y sudor como abono,
lágrimas como regadío,
misterios
y dolor en el jardín
de aquellos días.
Me escaparía,huiría hasta alcanzar la tierra de mis destrozados
deseos,
huiría,
anochece y la tormenta oculta la luna,
me hago daño
al caminar,
son bonitos los rayos,
me sobrecoge el trueno
y ambos me alcanzan.
Me escaparía.


XXX.


Me agarro fuerte
a las gotas de lluvia,
no sé si temer al agua,
al sudor,
a las lágrimas,
a la orilla,
al mar,
pero me agarro desesperadamente
a cada gota de lluvia,

lluvia fría,
estoy empapado,
lloro y sudo,
miro al cielo y bebo la lluvia,
no sé si acabará pronto,
no sé si habrá un final,
pero la lluvia se apodera de mí,
me agarro a cada gota
pero desaparece entre mis dedos,
aunque inunde mi alma
de desesperación,
la lluvia.


XXXI.


Suena el viento contra los
barrotes de mi prisión,
siempre soñando me pierdo en vuestra conjura,
no podía esperar
que alguien me ayudase,
no podía suponer que algo en mí
me obligaría a hablar,
ni una palabra,
mi voz jamás será escuchada,
los gritos se ahogan en el
viento,
mi vida se escapa entre los barrotes,
mientras yo permanezco aquí.


XXXII.


Tengo miedo y
voy de luto por el paraiso,
miedo de la demencia,
contagiosa;
miedo de la necedad,
infecciosa;

miedo del hombre,
estúpido;
miedo de Dios,
ausente;
miedo del porvenir,
incierto tal vez;
miedo de Dios,
inabarcable;
miedo de mí,
perdido;
miedo de todo,
condenado.


XXXIII.


Todo prosigue, atropellándome.


XXXIV.


No paran las agujas del reloj,
que me llevarán de nuevo a otro amanecer,
no puedo detenerlas,
no puedo prolongar la noche y
con ella el descanso,
la calma no supone más que
el anuncio de una próxima tormenta.


XXXV.


La soledad, la tristeza y la miseria acechan.


XXXVI.

Basta un instante, sólo un instante, para que el mundo dé igual.

XXXVII.


No creía en el destino
pero tampoco en el azar ,
aunque no se trata de creer.


XXXVIII.


Desencanto, deseperanza, desilusión.
Una vida reducida a pedazos,
una adolescencia dinamitada,
una juventud perdida y destrozada.
Todo este tiempo entregado involuntariamente
a la molicie.
Fabricando un mar de lágrimas inútil,
un mar por el que sólo navegan
los barcos deformes de la mentira
propia o ajena.
Obsesiones distorsionadas como si la distorsión existiese.


XXXIX.


Ver sin entender,
ser visto y no comprendido,
la visión de un mundo
indivisible
e irrenconciliable con su contenido,
las contradicciones de la verdad
y sus matices.
No me comprendo
aunque soy lógico,
no me veo
pese aque estoy aquí,
no hay testigos,
sólo jueces que abren sus bocas
para cobrar a fin de mes.


IL.


El refugio y la condena
de mis a preciaciones,
el paraíso y el infierno
de mis sentimientos,
el alma y el escudo
de mis ideas,
el delirio y la consecuencia
de mi imaginación,
mi ética y mi estética,
yo,
aquí estoy.
¡¡¡Oh Dios!!!
¡Aquí estoy!
Aquí.


ILI.


Gente real que habla cualquier idioma,
gente real que inventa castigos
y los articula.
Gente en peregrinación hacia la satisfacción,
glándulas y poder,
orgasmo y materia,
salvación y olvido una vez más,
salvación de una vez por todas,
salvación de estupidez.
Castigos o sonrisas,
castigos y sonrisas.


ILII.


Fuera, lejos.
Viene rápido para

conseguir las cosas
que se proponía,
vivías y creías lo mismo,
abriendo los ojos al sol,
caían frente a él
y entendía lo que era el amor,
venía rápido,
corriendo por una autopista cubierta de cielo gris
que inunda el universo,
y tú lo veías.
Corría al margen del tiempo
y del espacio,
abre tu mente
y podrás comprenderlo,
abre tu mente.


ILIII.


La tortura de caminar en un campo minado,
cada paso candidato a lo postrero,
cada paso una victoria incierta,
nada como la victoria,
nada como el temor.
Pasos hacia una meta dudosa,
pasos victoriosos que pueden resultar inútiles,
el absurdo del caminar,
el absurdo de la esperanza...
Imposible?
Si una de esas minas explota,
el mundo sería el mismo
pero la historia sería
la de la
miseria.


ILIV.


Directrices,

enseñanza,
educación,
coerción,
señalización,
entretenimiento,
adiestramiento,
civilización,
instrucción,
dominación,
salvación,
condenación,
medios para convertirnos al sistema,
un sistema tan honrado y natural
como la propia estupidez,
excusable,
inevitable
y dicen que necesaria.
¿Por qué no soy como ellos?
¿Por qué me parecen tan necios?
¿En qué consiste la equivocación?
Acaso tenga vocación de disidente;
acaso todo sea
una mentira que proviene de no se sabe dónde.
O tal vez no se trate de eso después de todo.


ILV.


Gritos que se olvidan
y silencios que se recuerdan
sin haber existido jamás.
Conciencias que se tranquilizan
con ambas estrategias
de las que a menudo participo
inconfesablemente.






ILVI.


Puedo ocuparme de la cultura,
puedo afirmar que la ética ha muerto,
puedo pensar que sólo la estética merece la pena,
pero no puedo negar que necesito algo más.
Tal vez.


ILVII.


Junto a ella florecen las flores
entre la basura,
con ella las heridas se cierran en el olvido,
sin ella muere la luz,
pero con o sin ella
necesito llenar el estómago,
protegerme del frío
y trascender alos instantes
a través de los medios.
Necesito el dinero
para que tú seas mi necesidad.


ILVIII.


Premeditadamente
me procuro el
olvido.
Personas estúpidas,
realidades deleznables,
imposturas despreciables.
Vientos son sentido.
Decepción.
Premeditadamente
me procuro el
olvido
de las gentes

del mundo entero.
Soy irremediablemente,
incomprensiblemente,
incomprensible.


ILIX.


Te quiero a ratos
y renuncio a tí a veces,
te repudio hoy
y mañana te necesito,
esto huele mal;
el motor de
mis necesidades,
es el sufrimiento
el que motiva
cada una de mis resoluciones,
es el dolor
el sentido de mis piruetas.
Vivo en el vértigo,
por eso te quiero hasta reventar
y te puedo perder sin inmutarme.
Vivo el vértigo.
Ahora te quiero,
mañana no lo sé,
pero
ahora,ahora
te encadenaría a
mí.


LX.


Quería ser algo
pese a todo.
Pretendía que la vida,
la existencia,
tuviese un sentido añadido al de su ser,

anhelaba que su condición no fuese
un derroche de nadería,
una aberración de la realidad,
el absurdo del absurdo.
Quería hacer de
su propia entidad
algo que merreciese la pena,
ya que había nacido.
La conjura de oscura procedencia,
el sortilegio de la estupidez,
el híbrido de gilipollez y civilización
constituye un destino
incoercible e
inexplicable,incomprensible.
Hostilidades azarosas
y provocadas,
predeterminadas y lógicas,
salvajismo y deformación;
sombras y lluvia
ácida.
Cada intento reconvertido
en fracaso,
cada deseo arrasado,
cada éxito dinamitado,
cada gloria exterminada,
cada paso reventado,
cada logro explotado.
Devenir terrorista,
la lógica aplastante de la necedad,
la locura irremediable del porvenir.
Quería ser algo
pese a todo
y eso se convirtió en pecado,
en castigo,
en...venganza.
Como si el talento estuviese
destinado a perecer.
Quería ser algo
pese a todo.



LXI.


¿Qué es esto?
No hay razones,
un despropósito convertido
en gloria reciclada,
tal vez la putrefacción
de un talento que nunca existió.
¿Qué?
Palabra tras palabra
componiendo estructuras
de humilde pretenciosidad,
de inútil tentativa
malos tiempos para
todo.
No hay creación,
no hay contenido,
no hay razón
de ser.
Pero añado una palabra más,
añado otro ladrillo
y enmurallo mi alma,
pero no hay refugios
de ese tipo.
Un poema más.


LXII.


Abstracción.


LXIII.


Nunca me atreví
y tal vez
ahora me alegre,
todo continuaba en su desarrollo

mientras yo permanecía
en blanco,
salpicado por toda clase de
elementos extraños,
ahora ni te acuerdas
de mí,
puede que nunca
te percatases de que yo estaba allí,
ahora
no hay marcha a trás,
nunca la hay,
tienes una historia
prefabricada,
toda la vida empeñada en un sueño
desprovisto de serias complicaciones,
jamás te cruzarás
conmigo
y tal vez sea mejor así,
no me reconocerías,
no sería reconocido cuando ni siquiera
soy conocido.
Sólo ven destellos
que olvidan
inmediatamente.
Yo sin embargo
soy incapaz de olvidar
un destello,
aunque no sirva
de nada. Quizá nos perdimos algo,
no me extrañaría que fuese al contrario
después de todo.
Adios.
Todo esto no significa nada,
nada.


LXIV.


A grilletes visibles
en una celda de barrotes inalcanzables

se le unía la prisión
de un destierro espiritual,
condenado por los demás
le tatuaron la culpa
en el corazón
y en la mente,
era prisionero de sí mismo
por obra y gracia
de la confabulación
del resto.
A cada asalto de rebeldía
las púas del grillete
se le hincaban todavía más,
a cada arrebato de revolución
la frustración era mayor,
a cada pretensión
le seguía un castigo,
a cada deseo
un dolor.
Cadena perpetua,
perder el hueso agrilletado
o perderlo todo,
o nada.
Perder,
derrota y
desolación.
Reconversión del tatuaje,
demiurgia de la acción del resto
reciclaje de las frustraciones,
castigos
y dolores.
Reciclaje abjurado,
subvertido,
intoxicadamente encarcelado,
maniatado,
amordazado.
Nada como la victoria,
todo como la derrota.
El alma en los ojos.



LXV.


Triturado por la multitud
en el metro
seguía enlatado en sus
ideas fuera de lugar,
pero el mundo parecía
empeñado en dejarlo
fuera de su propio
núcleo.
Idealista temerario
de dinámica mecánica
silenciada por el rubor
de la consideración
de su propia exitencia,
nublada al alcanzar el
destino de las
escaleras automáticas.


LXVI.


Colocado al margen
de su destino,
aquel tipo de ojos desolados
derramó una lágrima más
sobre el asfalto,
abandonado por el porvenir
aquel tipo se sentó a un lado de la carretera
esperando a que llegase la noche,
esperando ser abandonado
por su sombra también;
cuando se acaba el futuro
el pasado se derrama
en el presente
como una futilidad. -Solía decir.
Aquel tipo había
sido abandonado por sí mismo,
pero no lo sabía.

LXVII.


Burlado por las palabras,
por la enseñanza,
por las esperanzas,
la realidad se vuelve pendular
y hasta la esencia oscila,
como si el precio de la verdad
fuese su negación.
Hoy creo
y mañana no,
al fin y al cabo estaba
perdido entre Heráclito
y Parménides,
burlado por Diógenes Laercio
y por una
sonriente lata de
coca-cola.


LXVIII.


Nunca tenía la culpa,
la culpa,
siempre había responsabilidad ajena,
responsabilidad en huida,
responsabilidad que se precipita
en forma de cascada sobre cada uno de sus instantes.
La culpa de...
Qué?
Tal vez de errores,
de fracasos, de pérdidas.
La injusticia conjurada contra el que nunca tenía la culpa,
sólo la sombra de la sospecha.






LXIX.


El porvenir camina en línea recta,
aunque no lo parezca,
y lo veo llegar,
lo veo llegar nublado por el resplandor
que desemboca en sombras proyectadas por su cuerpo
indescifrable,
pero llega a pesar de todo,
se acerca en línea recta.
Soy un espectador
sobrecogido por la imagen de una amenaza estructurada,
olvidando trincheras
esperando el impacto tal vez de ese futuro,
del futuro de aséptica siniestralidad,
bajo el cielo azul, gris y negro.
Sus pasos suenan como una sifonía
muda,
veleidades sordas que siempre temí.
Camino del alba.
Veo llegar al por venir
y lo espero tocando la guitarra,
mi instinto suicida me traicionó,
mi vena creativa me advirtió,
espero,
el porvenir no ha llegado
y el espectro de una idea
me suscita una extraña impresión.


LXX.


Lalala lalalalá.
La lluvia suena golpeando el suelo.
Duerme entre olor a sudor y a rosas.





LXXI.


Cemento y niebla
bajo las sombras de edificaciones metálicas.
Aristas negras con olor a óxido y pintura plástica,
voces de coro dieciochesco
invadiendo mis sentidos,
mientras el sonido de motores diesel
irrumpen machacando
sensaciones,
hacíamos el amor en sueños
y por fin llegó la muerte del tiempo,
la explosión del silencio,
el lenguaje mecánico
de la alternativa a la ... realidad.
El cemento gris,
la niebla blanca
y las aristas negras
de mis ideas.


LXXII.


Tengo miedo,
los malvados enemigos
hacen temblar mis emociones,
miedo de morir abrasado
en su conjura,
miedo
del espectro que vacía mi espíritu.
Sombras que circulan
en las tinieblas del porvenir,
de una incertidumbre
preñada de resignación,
el vacío absoluto
a que aboca una incomprensión tajante.
Juicios y sentencias
indefectiblemente injustas, artificio inútil
que dinamita los recursos

de un mundo inmaculado,
tan ajeno a vuestras historias,
a vuestras imposturas.
A vosotros.
Implicado en una historiainexistente
pero real.
Veo pasar soldados desde mi ventana,
soldados de una sociedad plural,
soldados que miran de reojo
y se preguntan la hora,
soldados de un ejército inconcluso,
ejército que da miedo,
miedo de existir en una
conjura universal que infecta
hasta la inexistencia,
querría sonreir.
No estoy capacitado
para ello ahora,
aunque imagino una sonrisa, o más.


LXIII.


Ese cielo que imprime languidez
y ruge con el viento como coro
a menudo se precipita
en el alma empujándome
a pasear por las calles
de esta ciudad sin mar
mi soledad silenciosa y silenciada;
ese cielo gris que cuando se tiñe de rojo
me traslada a la épica de mi infancia,
cubre por completo las ideas que derramo
mientras vacío una taza de café
sentado en una terraza deshabitada;
entre tanto los coches escupen humo gris también
y pienso en amores imposibles
y en los designios inexistentes del Destino
que me inundan de sentimientos
abonados por una onírica consistencia

olorosa e insípida,
de color gris, gris como ese cielo
menguante.


LXXIV.


Aquel tipo leía libros envejecidos
en los ratos en que olvidaba
la ventana del televisor,
aquel tipo había hecho del minimalismo la banda sonora de
su último año,cuando
no aporreaba con lágrimas su guitarra acústica,
aquel tipo había decidido
no publicar su sentido del humor,
no vomitar su sentido del amor,
aquel tiposabía que la irrelevancia
de cada jornada era como un latido
con sonido de estertor,
aquel tipo había conseguido apagar su pasado
entre letras, sonidos e imágenes
nublando el futuro de sus sentimientos,
aquel tipo podía sonreir cada noche
al acostarse sólo con su
presente.


LXXV.


En su humedad, en ese ambiente de
sudores y gemidos se estremeció
el tiempo,
el abrazo que fusionó
la tierra y el cielo cambiante
me hicieron sentir el universo.
Después se encendieron los cigarros
y todo volvió a ser como antes,
seguía lloviendo ahí fuera.


LXXVI.


A menudo las palabras pierden su valor,
casi siempre son insuficientes,
y por sí solas se vacían.
Palabras que se funden en los sentimientos,
que se asocian con la razón,
y que copulan con la sinrazón,
palabras que me sobrecogen desde su dimensión,
pues después de todo
miedo,
incomprensión,
deseo,
incertidumbre,
fracaso,
propósito
y conciencia
son palabras que no me dejan incólume
o inmaculado.


LXXVII.


Pasear por un laberinto desprovisto
de los sistemas de Ariadna,
desprovisto de intenciones
pero armado de bolígrafo
y papel,
armado contra un enemigo sin sombra,
hostigado por espectros
evanescentes,
pasear entre un clima extraño,
ajeno al tiempo
y salpicado de dimensiones desconocidas,
pasear por el laberinto
de una cotidianidad
tan aplastante como liberadora,
pero que oprime por la atmósfera
de sus rumbos más oscuros,

cargados, tortuosos, de
incierta desembocadura, allí
donde la imaginación duda
de sí misma, donde el poder
de los sueños
pasea por el mismo laberinto.


LXVIII.


Instantes,
amargos momentos banales
en los que el enfado universal
se confabula contra el talento
y el abandono existencial
se hace como el absurdo: absoluto,
como el vacío de los cerebros extenuados,
momentos, instantes
en los que crear es un sacrilegio
y modificar un insulto a la razón.
Instantes en los que las palabras
son resortes de naderías,
en los que las letras son aporías mas que simples trazos,
en los que el silencio
y tal vez el sueño,
ocupan un espacio
que no encuentra una razón para serlo.
El discurso del vacío creativo.
A veces el silencio,
la pasividad, la expectativa
y el agónico trascurrir
hacia la claustrofobia
despelleja el alma,
cuando nadie puede amarme
en una primavera con flores metálicas.






LXXIX.


Esperanzas más o menos estúpidas,
sinsabores nacidos de la necedad,
y los colores del mundo
que se escapan del arco iris,
movimientos universales en mi mente,
que todo lo deforma:
el color de la esperanza

El día que logre desprenderme de todas mis influencias tal vez consiga ser yo mismo, aunque por alguna razón me temo que si algún día lo consiguiese ese “yo mismo” sería una vacuidad más, la vacuidad en sí, pues sólo hay una. Así me cabe preguntarme sobre cuál es el motor y el filtro de mi inconsciente y consciente selección de influencias. La respuesta está en ese “yo” supuesto, pues “yo” sólo hay uno.


*


Me resulta bastante difícil despreciar a aquellos que no conozco, sin embargo es demasiado fácil hacerlo con los conocidos.



*


Resulta difícil integrarse en uno mismo sin en realidad sentirse ajeno respecto de sí, pues estamos llenos de silencios, ocupados por mentiras y naufrangado en una existencia sin contenido, pues esa existencia no es sino un cúmulo de instantes vacíos, de minutos que se escapan irremediablemente, cada orgasmo se pierde en el pasado y sólo perduran las cicatrices de las desgracias, que desfiguran la anatomía de nuestro espíritu hasta humanizarnos. Nada nos es ajeno del todo, pues todo lo que ocurre en este universo tiene que ver con nosotros, seguramente a nuestro pesar; de ahí que el desinterés por el mundo esté relacionado con nuestra propia decadencia, tan placentera tantas veces, pues no es sino una venganza hacia ese mismo universo que nos obnuvila con su dudosa consistencia. Me soy ajeno en la medida que me separo de lo de ahí fuera, pues uno no huye sino de sí mismo cuando en un arrebato de lucidez percibe que todo prosigue sin nosotros, que el futuro está tan hueco como el pasado y que el presente perfecto no existe más que un segundo, y un segundo es tan efímero como sus contenidos. Se me escapa la vida entre naderías, naderías que son eslabones que pueden romperse. En cualquier caso prefiero acumular orgasmos que desgracias, pues humanizarse es perderse a “sí mismo”, lo único que tenemos en realidad durante un periodo más o menos largo, más o menos corto. Vivir es dejar escapar la vida. De lo que se trata es de encontrar un modo sensato de hacerlo. Espero conocerme antes de arrepentirme.


*


La desesperación es sucumbir ante el golpe de la Verdad, de cualquier verdad que queramos omitir. Así que desesperado es aquel que no encuentra el valor para aceptar la verdad que le va a aplastar. Es decir, casi la totalidad de la población de este inmundo mundo es un mensajero de la desesperación. Se quiera o no, aunque esta idea nos desespere.


*


Por alguna razón, patológica o no, siento en las noches de los domingos la sombra de un frío miedo, a la vez que el calor de una verdad oculta tras cada sentimiento, verdad que consiste en que cada instante es un milagro explicable, una excusa para concebir ideas, ideas próximas a esperanzas, esperanzas no siempre halagüeñas. Con el fin de cada ciclo y con el comienzo del siguiente la experiencia nos hace estar alerta. Resignadamente alerta.


*


Una pobre señora en el autobús, una inmigrante desarrollando tareas poco gratas, destinada a una existencia irremediablemente triste, gris, quizá penosa. Cómo no compadecerse, cómo no lamentar que la mayor parte de la humanidad comparta ese mismo destino, sino peor. En realidad todo eran suposiciones, ignoro si esa “pobre señora” es pobre, desarrolla tareas poco gratas, es inmigrante o su existencia es triste. Pero me resulta fácil suponerlo, a veces creo que todos somos así. A veces la compasión es terapéutica.


*


La vida es suicida, de ahí que la muerte llegue siempre. La vida es tan efímera como su sentido, por eso puede ser tan maravillosa y tan abominable. La vida es tan absurda como necesaria.


*


Escribo para ser, pero para ser como imagino que soy.





*


Debería grabar en vídeo toda mi existencia. Sólo visionando mi vida puedo llegar hasta el fondo de mi propia estupidez.


*


Ya bastante irritante resulta el individuo, pero lo que no se puede soportar es una pareja, aún no he observado ninguna sin sufrir a continuación un acceso de asco. Detrás de una pareja sólo hay taras alarmantes. La mayor parte de las veces poco tienen que ver con el amor, bonita excusa, tienen que ver con la miseria. Del amor hablaré en otro momento.


*



Ya perdí cualquier esperanza de la filosofía, en el preciso momento de esa pérdida me convertí en el suicida que soy, suicida por que dejo escapar todas mis ideas.
La filosofía está preñada de enfermedad, una enfermedad que nos ayuda a sufrir la vida.

*


En esos instantes en que me abandono a la nadería, a la inactividad, es cuando se apodera de mí la dulce melancolía, cuando me invade la agridulce pesadumbre. Es en cambio cuando me zambullo en alguna actividad cuando presiento que me escapo, que huyo de la verdad fundamental que me precede y espera: el vacío.


*


Dios, la dudosa explicación con la que calmaba mis dudas se tornó más adelante en un bochorno espiritual. Esa explicación podía convertirse en mi enemiga si las malditas dudas seguían azuzándome. Luego me quedé con las dudas al abandonarme Dios, que tal vez me espere en el Juicio Final con algo desagradable en justo pago a mi “consecuencia”.


*


Dios, concepto vago, demasiado abstracto y aún más manoseado e infectado por religiones, se manifiesta en los recovecos más oscuros de los miedos y las esperanzas. Dios, el cálido concepto es el frío que congela el universo. El día que reviente el sol se manifestará en todo su gélido esplendor.


*


Ignoro por qué tengo que aniquilar ídolos, tal vez por una tara psicológica, tal vez por la convicción de que cuanto menos dioses existan más divinos seremos todos.
Quizá piense eso ante la apabullante estupidez con que me masacran los demás.
No lo sé.


*

Cuando pienso que he de trabajar para vivir dudo entre el suicidio o animalizarme. Tanta aberración hace imposible la eudemonía.


*


¿Hay algo más patético que una bronca entre amantes?: la reconciliación.



*


No puedo engañarme, en cuanto conozco a alguien un poco, siento el impulso visceral de renegar de él. No soporto a nadie, ni tan siquiera a mí, aunque conmigo encuentro mas razones para ser condescendiente. Tras encontrar la capacidad para cuestionarme alcanzo una autentica autoridad para hablar de mí sin mentir demasiado. Para tolerarme, al menos no desprendo ese tufillo a mentira bochornosa que encuentro en cada individuo. La lucidez viene tras el desengaño, la sensación de haber dado con las claves de la verdad viene después de haber desvelado cuál es el mecanismo que acciona nuestra ficción. No es que seamos demasiado humanos, es que somos demasiado gilipollas. La Historia es el relato conjunto de estupideces encadenadas. Nuestras estupideces, de algún modo. Me repugna hablar en plural, englobarme dentro de algún rebaño inevitable. Soy hombre, soy español y soy algo más que eso. Hay otro en las mismas circunstancias, aunque eso es una mera suposición.


*


Hay razones para maldecir todo aquello que nos hace felices, aunque la principal es que precisamente eso que nos hace felices antes o después nos empujará a la infelicidad más profunda. Lo que puedo concluir de todo esto es que sólo si no hacemos depender nuestro discurso de nada nos haremos invulnerables a las felicidades y a las infelicidades. No depender más que de nuestro espíritu sería la meta pragmática a alcanzar, por razones lógicas, estéticas y hasta morales.


*

No sé hasta qué punto puedo fiarme de mí, de hecho no sé hasta qué punto puedo fiarme de nadie, ni de nada, probablemente.


*


No sé cómo evitarlo, ni por qué habría de hacerlo, pero el hecho es que a menudo sufro accesos de...¿soberbia?. Basta con subir al bus, al metro, con salir a la calle. Viendo al rebaño me resulta demasiado fácil despreciarlo. Alguien debía decirlo. Sin embargo creo que no puedo sentirme superior, en la estupidez se puede encontrar cierto confort existencial del que yo carezco, es más, hay actividades prácticas y hasta circunstanciales en las que me superan ampliamente, así que... cómo sentirme superior. Sí lo hago, no obstante, desde ciertos etéreos puntos de vista, tales como situación ergonómica frente al hecho de la existencia. No sé. Me son demasiado ajenos como para pronunciarme al respecto con más rigor del de la mera intuición.


*


Entre todas las enfernedades mentales la más común es la necedad, entendida más cómo carencia que como enfermedad reúne sin embargo más peculiaridades de la última que de la primera, así que si bien arranca de una deficiencia que no se es capaz de reconocer, es en base a esa ignorancia elemental a lo que crece paulatinamente el grado de necedad hasta alcanzar el estadio patológico reconocido por casi todos, pero el necio resulta un individuo infeccioso, que contagia desde una doble vía su necedad, por un lado inconsciente, al entrar en contacto con otros tullidos mentales en cuanto a capacidad crítica,(los no vacunados) y por otro lado de forma activa, al intentar persuadir con su mentira a otros susceptibles de identificarse con ella (los necios latentes). El único tratamiento es el shock de la verdad, pero muy pocos lo pueden soportar.

*


Estamos intoxicados por el cúmulo de mentiras con que nos visten durante toda nuestra existencia, a su vez nosotros mismos nos construímos las mentiras propias, personales e intransferibles con que aderezamos la vida cotidiana hasta creernos que ese esperpento de cielo que nos hemos creado nos parezca real, si no, no es posible que nos creamos las consignas religiosas, políticas, morales y estéticas que pueblan nuestros recuerdos.


*


Cómo no ser un náufrago en este océano de mentiras.



*


Debo ser un amargado, las películas más vistas, como los libros más comprados o los discos más oídos generalmente me parecen vomitivos, a su vez las películas de culto, los guetos culturales minoritarios y los grupos reducidos pagados de si mismo también desprenden un tufillo que me irrita. Pienso que son estúpidos y que dividen la realidad por parcelas. Pero tal vez el estúpido sea yo. No me creo nada de lo que me cuentan, pues huele a falso. Sólo hay lugar para la falsedad.


*


Os contaré una verdad: tras cada verdad late una incertidumbre.


*


La tiranía de lo real abdica a manos de la locura, otra tiranía que no huele mucho mejor. Confundir locura con genialidad es confundir la estupidez con el cuestionamiento de las dudas. Hay genios de ciertos aspectos que adolecen de una locura repugnante. Pero son facetas diferenciadas. Únicamente la exaltación de ambas como un todo nace de espíritus tullidos que proyectan la superación de sus miserias en un ideal bastante... equívoco. La realidad, como la vida, es tirana, como la locura; una tiranía que sólo se vence con “arte”, con la creación que nos permite crear y modificar de acuerdo a nuestros caprichos, que nos permite reventar el universo de lo existente, de lo imperante, para utilizarlo, para concebir un hueco por el que deslizarse.



*


Cabe la seria posibilidad de que Cristo no fuera hijo de Dios. Como cabe la seria posibilidad de que Dios no exista. Y cabe la posibilidad de que si existiese no tuviera nada que ver con toda esa sarta de estupideces que nos han inyectado con mayor o menor fortuna.


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Cualquier intento es una estupidez, como la misma resignación.


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La felicidad es un delirio, en cuanto rozamos algún síntoma de divinidad, sea la belleza, el arte o el orgasmo pensamos que lo hemos conseguido, pero no es cierto, ni por una décima de segundo. La divinidad no puede ser efímera, y aquí todo lo es. La felicidad está reservada a los dioses, pero los dioses han muerto todos, dejándonos huérfanos, irremediablemente tristes. Ahora sólo nos queda conformar una divinidad triste para que el delirio no desencadene en locura. Pero quizá eso ya resulte indiferente.


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No hay que ceder un ápice ante la necedad, pues basta una sola concesión para que se precipite sobre uno.


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Guardar las distancias respecto a lo irresoluble, lo estúpido o lo “inadecuado” es un anhelo razonable y necesario.


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No soy sino un mero instrumento de mí mismo. ¿Y tú? Me utilizo para aislar mi yo del delirio de lo cotidiano, para permanecer indiferente ante la desmembración de algo que jamás estuvo unido. En definitiva, no puedo ser yo por que de contrario dejaría de serlo. El yo se pudre en contacto con la sociedad, de ahí que necesite el alimento de la soledad para reconstituirse, el patrocinio del silencio inteligente para salvaguardar los valores de la propia integridad.


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El nacionalismo, una de las lacras de la Historia, no es sino una manifestación de miedo. El miedo, por su parte, alimenta esa clase de delirios propios de los necios, de los débiles, que asociados bajo una tribalidad determinada construyen una mentira que les permita resguardarse del calor abrasivo de la verdad. El miedo a lo ajeno y a lo íntimo de cada uno de nosotros es lo que nos hace enarbolar una bandera, gritar proclamas y dejarnos guiar por las modas, huyendo de aquello que nos conduce a nuestra esencia más profunda. Cualquier forma de sociedad, de asociación, destila gotas de temor, temor próximo a una patología existencial, pariente cercana del fanatismo.


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Soy un cobarde, menos mal.